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Mi autobiografía lectora

UN ANTES Y UN DESPUÉS DE LOS LIBROS

Mi nombre es Ivanka, y tengo 16 años. No recuerdo cuál fue el  primer libro que leí, pero sí sé que fue uno de los que nos hacían leer en preescolar, sobre los 3, 4 o 5 años. Recuerdo que aquellos libros tenían un resumen de cada historia en una de las últimas páginas y a mí no me gustaba leerlos porque algunas veces debíamos hacer nuestro propio resumen y ya desde pequeña sabía que escribir no era algo que me entusiasmase. Durante los siguientes años seguí leyendo por obligación, ya que lo único que leía eran las lecturas del colegio que, al igual que con las de preescolar, muchas veces debíamos resumir o hacer actividades sobre ellas.

En 4º de primaria fue cuando leí un libro voluntariamente por primera vez. Fue Mi hermano el genio, que me llamó la atención cuando vi en la portada una chica con un balón de fútbol en la mano, así que decidí empezarlo por mi cuenta. Finalmente, me enganchó tanto que lo terminé en el mismo día. Al año siguiente, recuerdo que hicimos una actividad que consistía en dejar un libro cada uno en una biblioteca exclusiva de la clase y así poder coger prestado uno que otro compañero habría dejado. Por algún motivo, decidí coger el Diario de Greg 1, que estaba en la parte superior de la estantería, y esa fue la decisión que me llevó a iniciar mi “vida lectora”, por así decirlo. Además, fue en el verano anterior a 1º de la ESO cuando leí un cómic por primera vez, siendo este Norman y Mix, una historia escrita por Ismael Prego, un chico más conocido en YouTube y otras redes sociales como “Wismichu”.



 Aunque los siguientes años no leí mucho, cada vez que salía un nuevo libro de la saga me lo leía el mismo día en que lo compraba (es cierto que no eran textos muy complicados, pero es una saga que me encantaba), y también leí  cuatro o cinco ejemplares de Los Futbolísimos. Durante segundo de la ESO (y la cuarentena que vivimos en 2020), no recuerdo haber leído ningún libro además de las lecturas obligatorias del instituto.

Fue en el verano siguiente a tercero de la ESO cuando retomé mis lecturas, haciéndolo con un libro que me encontré en el salón de mi casa un día cualquiera: La chica del tren, de Paula Hawkins. En el mes de julio leí también El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie. Este último fue un libro que no me gustó mucho, ya que no lo terminé de entender y me resultó muy complejo. Sin embargo, con él descubrí que me gustaba la forma en que escribía esta autora y, aunque solo me he leído uno más de sus libros, tengo pensado continuar con ellos.


Aunque a día de hoy he leído bastantes más libros, mi autora preferida
es Paula Hawkins, que además de ser la autora de la novela que ya he nombrado, ha escrito A fuego lento, Escrito en el agua y Punto ciego. En los siguientes párrafos hablaré de mis dos novelas favoritas de esta escritora, pero antes haré un breve resumen de quién es. Paula Hawkins nació en Zimbabue en 1972 y se trasladó  a Londres en 1989 para estudiar filosofía, política y economía en la Universidad de Oxford. Durante más de quince años trabajó como periodista, para pasarse luego a la ficción. En 2009 comenzó a publicar novelas románticas bajo el seudónimo de Amy Silver, saliendo a la luz cuatro de ellas. En 2015 decidió cambiar sus escritos, publicando La chica del tren, un libro del que vendió más de 27 millones de ejemplares en más de 50 países. Tras esta, su segunda novela fue Escrito en el agua (que en mi opinión es la menos interesante de las tres); siendo “A fuego lento” la tercera.

                                          

Mi novela favorita de Paula Hawkins es La chica del tren. Antes de nada, quiero destacar que con este libro conocí mi gusto por las historias escritas en primera persona, ya que me resulta mucho más sencillo empatizar con el personaje y vivir los hechos desde su perspectiva. Su protagonista es Rachel, una mujer joven que se ha dado al alcohol, ha perdido su trabajo y vive con Cathy, otra chica a la que conoció en la universidad. Rachel considera que ya ha decepcionado demasiado a sus seres cercanos (algo que no ayuda a la mala relación que tiene con su familia), por lo que no le ha comentado a nadie la pérdida de su empleo, y todos los días va hasta Londres (el lugar donde trabajaba) en tren. Durante el trayecto, siempre observa una casa en la que viven dos personas a las que ella llama Jason y Jess, a pesar de que no las conoce. Cuando se produce la desaparición de Jess, Rachel vivirá innumerables altibajos junto a Jason (que en ocasiones sospechará de ella), Tom (su exmarido) y Anna (la mujer de este). Algo que también me ha gustado de este libro es que no solo muestra la perspectiva de la protagonista, sino también la de quienes la rodean, es decir, son Jason, Jess, Anna y Tom quienes narran su propia historia paralelamente a Rachel, por lo que hay diferentes personalidades para observar y conocer.

Otro libro que me encanta es A fuego lento, una novela con la que viví una montaña rusa de emociones y de la que no me podía despegar en cuanto comenzaba un nuevo capítulo. Su protagonista es Miriam, una mujer que vive en una barcaza en Londres, y que es sospechosa del asesinato de un chico al que encontraron en su casa flotante una mañana cualquiera. También lo son Laura, una chica conflictiva que pasó la noche anterior al asesinato con Daniel, el joven asesinado, y Carla, la tía del chico. Las vidas de ellas tres
están muy relacionadas, a pesar de que no han llegado a conocerse, y todas vivirán de cerca la investigación acerca del asesinato. Este está escrito desde la perspectiva de un narrador que no pertenece a la historia, pero eso no evitó que me provocase muchísimas emociones diferentes.


Desde que comencé preescolar hasta hoy, he leído muchos libros en el colegio y el instituto y, por ello, he vivido experiencias que han tocado desde lo excepcional hasta lo más decepcionante. Así que aquí trataré dos de ellas.

Empezaré por una de las mejores experiencias que he tenido con una de estas lecturas obligatorias, que ha sido la vivida con El lazarillo de Tormes (aunque en su adaptación infantil), que leí por primera vez en sexto de primaria. Como todo el mundo sabe, es una novela picaresca que trata sobre Lázaro (un niño nacido en el río Tormes, en Salamanca) que, ante la muerte de su padre y la situación de pobreza de su familia, es acogido por un hombre ciego para ser su guía. Lázaro es brutalmente maltratado por este hombre, por lo que decide abandonarlo y, desde entonces, pasa años de su vida con otros, aunque ninguno llega a darle unas buenas condiciones de vida. Estos fueron un clérigo, un escudero, un fraile, un buldero y un capellán. Finalmente, Lázaro llega a ser pregonero en Toledo, y se casa con una criada del arcipreste de San Salvador.

La lectura que me hizo sentir que el paso del tiempo se ralentizaba fue Boy, relatos de la infancia, de Roald Dahl. En este libro, el autor narra su infancia y parte de su vida después de esta. Cuenta hechos que van desde lo más entristecedor (como la muerte de su hija) hasta graciosas anécdotas (como el día en que él y sus amigos metieron un ratón en un tarro de caramelos de la confitería de su zona).


Para terminar, me gustaría hablar de lo que para mí siginifica la lectura y tratar el porqué opino que la lectura en los colegios e institutos está mal enfocada.

En mi opinión, la lectura es un medio de transporte hacia otras vidas u otros mundos que permite tanto desconectar de la realidad en malos tiempos como llevar al máximo la diversión y generar grandes momentos. Es una actividad que, aunque a priori puede parecer aburrida, puede llegar a ser algo maravilloso cuando se conecta con ella, ya que cualquiera que haya disfrutado de algunos libros a lo largo de su vida conoce el sentimiento de olvidar que estás leyendo cuando realmente conectas con la historia, cosa que para mí es lo mejor que le puede ocurrir a un lector.

 Por último, me gustaría decir que discrepo en la manera que tienen los centros educativos de “fomentar” la lectura, ya que creo que fomentarla es lo último que consiguen en muchos casos. Con esto me refiero a que, desde que se entra en preescolar, la lectura se toma como algo aburrido y se habla de ella como algo que “solo durará un momento” o que “hacemos rápido para luego pasar a otra cosa”, cuando se debería enfocar como lo que es: algo que si le gusta a una persona debe resultar emocionante y, si no, no debe ser un martirio, sino una actividad más.

Podrás ver una presentación con diapositivas de mi autobiografía lectora aquí.


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