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La lucha entre el bien y el mal alrededor de don Juan Tenorio

    Don Juan Tenorio es una de las obras más conocidas de la literatura española. Su autor fue José Zorrilla y fue publicada en 1844, perteneciendo así a la época del Romanticismo en España. Para comenzar, introduciré esta entrada con un resumen de la obra explicando también algunos rasgos de los personajes.
                                                José Zorrilla, autor de Don Juan Tenorio.

    Don Juan tenorio era un hombre apuesto, pero malvado y mujeriego. Vivía en la ciudad de Sevilla, donde se reunió con don Luis, un hombre similar a él, para comprobar quién era el ganador de una apuesta que habían hecho un año atrás y que consistía en deshonrar a la mayor cantidad de mujeres y matar al mayor número de hombres posible. Esta la había ganado don Juan, el protagonista, pero decidieron apostar nuevamente para ver que don Juan era capaz de conquistar a una novicia y una mujer que estuviese prometida. Mientras esta conversación tenía lugar, los hombres estaban siendo espiados por don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, y don Diego Tenorio, padre de don Juan. Uno pretendía saber con qué clase de hombre iba a casarse su hija, mientras que al otro le interesaba conocer si eran ciertas las afirmaciones que escuchaba sobre el comportamiento del suyo.
   El protagonista decide que la prometida a la que seduciría sería doña Ana de Pantoja, futura mujer de don Luis, quien sucumbe rápido a la tentación pensando que está con don Luis, y doña Inés, quien, a la edad de 17 años, llevaba muchos en un convento, sería la novicia a conquistar. Es ayudado por Brígida, que desempeña el papel de alcahueta, para secuestrar a esta última. Aunque finalmente consigue conquistarla, lo que no se esperaba era que él también se enamoraría y acabaría suplicando a don Gonzalo el permiso para casarse con su hija, quien terminaría muriendo justo después de conocer el fallecimiento de este a manos de su amado.
    Cinco años después, el protagonista regresa a Sevilla desde Italia, a donde había huido. Se le aparece el fantasma de doña Inés y el de don Gonzalo y, pensando que era una farsa ideada por sus amigos, don Juan invita al último a una cena con sus amigos en la que terminaría enfrentándose a ellos y muriendo. 

            Finalmente, don Juan se arrepiente de sus malas acciones y pide perdón. Doña Inés entrega su alma para salvar a su amado y así este evita el infierno tras su fallecimiento.



    Una vez comprendido el argumento, pasaré a analizar más a fondo al más importante personaje de la historia, dado que esta se desarrolla en torno a él: don Juan


    Como ya he comentado, don Juan es el personaje principal de la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla, y su comportamiento y personalidad sufren una serie de cambios a lo largo de la historia.
    Inicialmente y durante la mayor parte de la obra, es retratado como un personaje, en resumen, mujeriego, egocéntrico y libertino. Disfruta seduciendo a mujeres y abandonándolas después de deshonrarlas. Tanto es así que hizo esa apuesta con don Luis Mejía para comprobar cuál de los dos podía hacer más daño en un año y, como ya sabemos, fue ganada por el protagonista.
    Representa la lucha entre el bien y el mal a la vez que la redención, al arrepentirse de sus malas acciones al final de la obra y querer enmendarlas cambiando su comportamiento. También muestra el poder del amor y el sacrificio para cambiar a las personas, por lo mencionado anteriormente, al recibir el cariño y la ayuda de doña Inés.
    Este es un personaje muy criticado en la sociedad de nuestros días por sus lamentables actuaciones y humillaciones a mujeres. Su nombre es usado para describir a aquellos hombres que, como él, son mujeriegos y consiguen conquistar o seducir a muchas mujeres pero sin mantener un compromiso con ellas. A esta expresión (“ser un donjuán”) se le puede dar una acepción positiva o negativa, en función del contexto y de la persona que la emplee, dado que no todo el mundo la interpreta de la misma manera.

Personaje de don Juan en la representación 
teatral de la compañía Ron Lalá en Alcalá
 de Henares en 2018.

   Ahora que ya lo hemos conocido un poco más, quiero comentar mi visión de este personaje y su proceso de transformación a lo largo de la historia.

    Don Juan comienza siendo una persona a la que cualquiera detestaría. Egoísta, mujeriego y cruel, basa su vida en hacer daño a tantas personas como le sea posible, dejando un rastro de víctimas en el que ni siquiera se para a pensar, por lo que podríamos ver esto como un cierto rasgo denotativo de una posible psicopatía al ser incapaz de empatizar con los perjudicados (hombres asesinados o mujeres burladas).

    Su cambio se inicia con el enamoramiento de doña Inés, que marca un giro en la historia (al menos a mi modo de verla). A partir de ello, don Juan adopta una actitud sumisa y servicial, especialmente en algunos momentos, como cuando le ruega a don Gonzalo de Ulloa la mano de doña Inés, petición que es rechazada por el Comendador a pesar de la insistencia del protagonista. Esta actitud se puede ver claramente cuando termina arrepintiéndose de sus actos al final de la historia.

    En mi opinión, a pesar de que en la realidad no perdonaría sus delitos a don Juan de ninguna manera, como ya comentaré más adelante, la transformación de su personalidad me hizo generar cierta empatía hacia él mientras leía la historia y creo que realmente termina arrepintiéndose de todo lo que hizo, es decir, crece como persona y es esto lo que le proporciona la salvación al final de la historia.

                                                                  Imagen de don Juan y doña Inés



    Dos siglos antes de la publicación del libro, durante la época del Barroco, Tirso de Molina había publicado El burlador de Sevilla, una obra con muchas similitudes pero también diferencias y cuyo final me parece interesante de comparar con el de Zorrilla para explicar mi preferencia a nivel personal


    Como ya hemos comentado, en la obra de José Zorrilla el protagonista termina obteniendo la salvación y llegando al cielo con doña Inés. Sin embargo, en el libro de Tirso, esto no ocurre así, sino que don Juan es enviado al infierno por no arrepentirse de sus fechorías.

    Para comenzar, trataremos el título de la obra de Tirso que hace referencia al protagonista como el “burlador”. ¿A qué se refiere este término? Bien, en la RAE, la palabra “burlador”, en el contexto en el que la empleamos, se define como “libertino que hace gala de deshonrar a las mujeres, seduciéndolas y engañándolas”. Nuestro protagonista, don Juan, es un hombre que disfruta de engañar y abusar de mujeres y después abandonarlas, lo cual todos coincidiremos en que es deplorable.



Aclarado este asunto, diré que, bajo mi punto de vista, el protagonista de ambas historias es merecedor del castigo que recibe de mano del autor del Barroco ya que, a pesar de que en el último momento se arrepiente de sus actos, eso no le exime de todo el daño que ha causado, no solo a las mujeres burladas y a los hombres asesinados, sino también a sus seres cercanos. Para explicarlo de una manera en que se pueda entender mejor, pongamos un ejemplo que pudiese ocurrir en la realidad. Imaginemos una persona que durante años, debiéndose a la causa que sea, ha causado daños similares a los de don Juan, ya sean abusos, asesinatos u otros delitos. Por algún motivo, llega un momento en que dicha persona es consciente de que debe dejar de causar esos perjuicios a la sociedad y decide remodelar su comportamiento de manera que nunca más volverá a actuar como en el pasado. Dado este caso, ¿crees que no debería recibir una condena (ser encarcelado durante el periodo de tiempo que se considere conveniente) solo por haberse arrepentido? En mi opinión, a pesar de que este arrepentimiento es un acto plausible (debido a la dificultad que supone muchas veces reconocer los propios errores, y más en casos tan extremos), es imposible conocer con certeza si es real o solo una artimaña empleada por el delincuente para librarse de ser condenado y, además, no es suficiente para eliminar los ya mencionados daños causados a terceros.


    Ahora que ya hemos tratado algunos aspectos sobre la obra y he dado mi opinión sobre el personaje de don Juan, me gustaría dar a conocer cuál es mi parte favorita de esta. Aunque no he escogido un único fragmento, creo que las intervenciones elegidas son suficiente para poder comprender lo que explicaré a continuación.




    Aquí podemos apreciar dos intervenciones de don Gonzalo en las escenas VI y XII, respectivamente, del acto I de l primera parte de la obra. 
    En la primera, don Gonzalo hace un monólogo en el que explica lo difícil que le resulta creer que un hombre pueda llevar a cabo actuaciones como las que ha escuchado sobre don Juan y que por ello, quiere asegurarse de que esto sea cierto antes de actuar sin motivo. Tras esto, hace saber al lector o espectador que, en caso de que los rumores sean verdaderos, prefiere que su hija muera antes de deshonrarla casándola con un hombre de esa calaña. Estas palabras son dichas antes de que don Gonzalo y don Diego espíen la conversación entre don Juan y don Luis acerca de su apuesta.
    El segundo fragmento es posterior al coloquio y en él don Gonzalo se dirige a don Juan, dejándole claro que debe olvidarse de doña Inés porque de ninguna manera le permitirá casarse con ella, llegando a decir que antes de que eso ocurra la matará.
    Aunque esto último puede sonar duro (un asesinato nunca es bien recibido, y menos si se da de un padre a una hija), don Gonzalo menciona estas palabras con intención de explicar que quiere evitar como sea el sufrimiento que don Juan le causaría a doña Inés, lo que creo que demuestra el amor que un buen padre (o madre) puede llegar a sentir por sus hijos y que este puede llegar a hacer cualquier cosa con tal de garantizarles una buena calidad de vida. Es por esto último que he escogido estos fragmentos como mis preferidos de la obra de Zorrilla.
    
    Por último, quiero recomendar una representación teatral de esta obra que muestra muy bien su intensidad y la personalidad de los personajes.


 


 

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